Un nuevo incendio estremeció a Irak. Esta vez, fue en el recién inaugurado hipermercado Corniche, en la ciudad de Kut, donde al menos 61 personas murieron, muchas por asfixia, y 45 fueron rescatadas. Entre las víctimas, hay 14 cuerpos aún sin identificar.
La escena recuerda el incendio de septiembre de 2023, cuando una boda en el norte del país terminó con más de 100 muertos. O el de 2021, que acabó con 90 vidas en un hospital. En todos los casos, se repite el patrón: construcciones recientes, falta de medidas de seguridad, ausencia de controles.
El Ministerio del Interior confirmó que el centro comercial tenía apenas una semana de funcionamiento. Testimonios de sobrevivientes afirman que no había salidas de emergencia adecuadas ni sistemas contra incendios operativos.
Las autoridades locales declararon tres días de luto y abrieron una investigación. El primer ministro exigió resultados inmediatos, aunque la población, cansada de promesas vacías, espera acciones reales.
Irak se enfrenta no solo a incendios, sino a un sistema que parece condenado a fallar. El fuego que mató a 61 personas es una señal de alerta que ya no puede ignorarse.
Foto: Ahmad al Rubaye / AFP